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Este 2020 ha sido el año más desafiante en la historia de la Universidad. El país enfrenta la peor pandemia en 100 años, que obligó a la institución a iniciar el año académico 100% online y a modificar los planes de estudio de todas las carreras, para mantener el proceso formativo en las nuevas condiciones.


Un esfuerzo que no habría sido posible sin el gran compromiso de los académicos, docentes, estudiantes y colaboradores, para seguir creando conocimiento en la nueva realidad. El Decano de las facultades de Salud y Ciencias Sociales, Osvaldo Artaza, reflexiona a seis meses de este reto.

Decano, usted se incorporó a UDLA el primero de enero de este año y poco tiempo después el país entró en una de las crisis sanitarias más profundas. Como médico y académico, ¿qué dificultades ha debido enfrentar para sobrellevar esta situación inédita?

Para mí ha sido particularmente difícil, ya que luego de 40 años trabajando, primero en la clínica como cardiólogo infantil, como gestor hospitalario y luego como diseñador de políticas públicas de salud en Chile y en el extranjero, por primera vez, me encuentro con la experiencia de iniciar un nuevo desafío laboral, sin poder encontrarme físicamente con otros. Prácticamente, he debido asumir dos facultades y un proceso inédito de integración de modo virtual. Por sobre la dificultad, agradezco el aprendizaje y el apoyo.

Este, ha sido un año de profundas transformaciones, gatilladas por una enfermedad que se instaló en todo el planeta. En esta nueva realidad -que pareció sería pasajera, pero que ya vemos nos acompañará un buen tiempo- ¿usted estima que la Universidad ha enfrentado con rapidez las dificultades y desafíos provocados por el largo confinamiento al que hemos tenido que someternos?

Ha sido un camino duro, pero a la vez muy desafiante, que ha exigido lo mejor de cada uno de los que formamos parte de esta institución. Destaco el esfuerzo y resiliencia de los académicos y docentes, que desde el primer minuto tuvieron la disposición para participar en capacitaciones muy necesarias para utilizar plataformas online de enseñanza aprendizaje; esfuerzo que comenzó el año pasado, producto de la crisis social y política que se expresó fuertemente a partir del 18 de octubre. Junto con ello, hubo que requerir un esfuerzo más de su parte, a objeto de mejorar continuamente la metodología virtual, dejar sus clases grabadas, para que los estudiantes con problemas de conexión puedan verlas en cualquier momento y constantemente estar cerca y conteniendo a los estudiantes. Ha sido un proceso complejo, he escuchado testimonios que me han emocionado, sobre lo duro que ha sido sostener la enseñanza, acompañar a los estudiantes, las exigencias de la universidad y los requerimientos de la vida personal en estas difíciles circunstancias.

Sin duda, los estudiantes, antiguos y nuevos, también han aportado empuje y resiliencia para salir adelante, participando en acciones de acompañamiento voluntarias, pero muy necesarias para que utilicen metodologías y herramientas de Entornos Virtuales de Aprendizaje, que les permiten seguir su proceso formativo. Se han hecho partícipes de sus clases, y con ello han apoyado las decisiones que toman las autoridades de la Universidad para seguir adelante, pese a todos los contratiempos.

Sin duda, toda la comunidad ha hecho un esfuerzo en este período…

Sí, los colaboradores han estado a la altura de las circunstancias; las distintas áreas que dan soporte a la labor académica han trabajado para tener disponibles todas las herramientas que requieren nuestros profesores y estudiantes. Todos hemos sido resilientes, generosos, responsables y comprometidos, porque navegamos juntos en este barco enorme que es una institución de educación superior. Especialmente la UDLA, con más de 23 mil estudiantes, entre las 10 universidades más grandes del país. Destaco la determinación de las autoridades de proporcionar becas para internet, así como la entrega de tablets para alumnos que lo han requerido, permitiéndoles seguir con sus estudios, pero generando, además, un lazo de colaboración muy importante entre todos nosotros, en momentos de incertidumbre emocional y económica, golpeados por una pandemia sin precedentes.

Ahora se inició el segundo semestre, que también genera mucha incertidumbre, en términos de cómo continuaremos avanzando…

Durante el primer semestre se adoptó una serie de medidas que me han tocado liderar como Decano de dos facultades y que puedo decir que se mantendrán. Entre ellas, flexibilidad en la asistencia a clases como condición para aprobar asignaturas y adecuaciones metodológicas a las evaluaciones. También, continuaremos el seguimiento de indicadores académicos -como por ejemplo los niveles de aprobación en las evaluaciones- para entregar de forma oportuna medidas de apoyo a nuestros estudiantes, como tutorías y reforzamientos.

¿Con qué otros recursos y cuentan los estudiantes?

Las direcciones de Bibliotecas y de Tecnologías de la Información implementaron una plataforma de libros digitalizados muy necesaria en estas circunstancias de encierro, con un multibuscador, que facilita el acceso a materiales para las distintas asignaturas de los planes de estudio.

Algo importante también para todos aquellos que están terminando sus carreras, precisamente este año, es que los exámenes de grado y título seguirán ejecutándose de manera remota según las directrices de cada Escuela, permitiendo que los estudiantes de último año finalicen adecuadamente este proceso.

Ofrecemos, dentro de nuestras posibilidades, apoyo a la salud mental y física de nuestros estudiantes, mediante atenciones psicológicas y entrevistas con trabajadores sociales a través de la Dirección de Asuntos Estudiantiles. Y lo replicamos con académicos y administrativos, como una forma de acompañarnos como comunidad.

Todas estas implementaciones y equipamiento tecnológico nos permiten mantener, exitosamente, la actividad docente y académica en forma remota todo el tiempo que sea necesario, hasta que así lo determinen las autoridades de Gobierno, y asegurarle a toda la comunidad universitaria la continuidad del proceso educativo, en un año que nadie imaginó vivir.

Lo que más destaco, es el espíritu de comunidad que he observado entre académicos y estudiantes. La capacidad de ponerse en el lugar del otro y de mantenerse unidos y conectados. La distancia ha sido física, pero no social, hemos estado más cerca que nunca, intentando resolver las dificultades de cada quien. Dificultades que no han sido pocas, problemas de conectividad, económicos, muchos que han visto enfermar a seres queridos, entre otras. En tiempos turbulentos, más se requiere de apertura al diálogo, al respeto y la solidaridad. Estoy seguro de que saldremos fortalecidos.

¿Qué desafío surge tras la oficialización de la integración de facultades de Salud y Ciencias Sociales?

El nuevo desafío implica la integración gradual de todas las carreras de ambas facultades en una sola facultad, manteniendo la estructura orgánica de las escuelas. Ambas facultades, inician desde su historia, un proceso de integración, colocando en el centro de su propuesta, la voluntad de aportar en la formación de profesionales y técnicos, que se integran de una manera transformadora en la realidad social, sanitaria y cultural de las personas y comunidades para aportar y co-construir condiciones de una vida justa y saludable.