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Universidad de Las Américas realizó el webinar “Tenemos que hablar de bienestar: aportes a la discusión desde una mirada multidisciplinaria”, encuentro que reunió a destacadas personalidades como Benito Baranda, Rodrigo Jordán, Clarisa Hardy, Laís Abramo, Matías Cociña y Valentina Rosas, para reflexionar sobre el camino a forjar para concretar el bienestar integral de la población.

La jornada se inició con un discurso de bienvenida de Osvaldo Artaza, Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de UDLA y moderador del conversatorio, quién agradeció la presencia de los panelistas y la oportunidad de generar un espacio de debate y análisis. Asimismo, hizo hincapié en señalar “la importancia que tiene hoy día volver a pensar el país a partir de una mirada enfocada en el diálogo, la escucha y el respeto por los distintos saberes. Estos conceptos son fundamentales para la construcción de un contexto de bienestar basado en el derecho social, donde la dignidad y las relaciones humanas deben ser consideradas como factores clave”.

Laís Abramo, socióloga y directora de la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), entre 2015 y 2019, comentó que “es muy difícil garantizar el bienestar total en una sociedad marcada por la desigualdad. Esto va más allá de los ingresos económicos -que, sin lugar a dudas, son un factor relevante-, y pasa por estar insertos en una estructura social profundamente arraigada a lo que se denomina como la “cultura del privilegio”, donde se han naturalizado las jerarquías en cuanto a la toma de decisiones de poder o a la distribución de los recursos. Este proceso se basa en la negación del otro como sujeto de derecho, logrando impactar de manera muy negativa en el bienestar de los individuos”.

Por su parte, Clarisa Hardy, psicóloga de la Universidad de Chile y Diploma de Postgrado en Antropología Social de la Universidad de Oxford, destacó que “el concepto de bienestar debe ser abordado desde un enfoque multidisciplinar, incorporando un piso base que es garantizar derechos esenciales como alimentación y salud, pero sin olvidar que actualmente la mala distribución del bienestar social, pasa por razones ajenas a los esfuerzos de cada persona. Es decir, el bienestar está marcado por tus condiciones de origen, raza, género, el lugar donde resides o donde estudiaste. Por lo mismo, el bienestar debe guiarse a través del resguardo y valoración de activos intangibles, como son la gobernanza y los derechos sociales”.                                                                                 

Matías Cociña, Doctor en Sociología de la University of Wisconsin-Madison e Investigador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Chile (PNUD), señaló que “el bienestar nace a partir de que la estructura social sea capaz de proporcionar el soporte y las herramientas necesarias para realizar nuestro proyecto de vida. Lo anterior se logra cuando las personas cuentan con ciertos pilares básicos como salud, educación, trabajo, una adecuada previsión social que les permita no tener miedo a vivir una vejez marcada por la pobreza y también sentirse seguros, esto último en el contexto del orden público”.

Una nueva perspectiva de análisis entorno al bienestar fue compartida por Valentina Rosas, subdirectora y vocera de Tenemos que Hablar de Chile, iniciativa impulsada por la Universidad de Chile y la Universidad Católica, junto a más de 40 organizaciones. La experta comentó que “en los diálogos o conversaciones que se han originado en las instancias de reunión de Tenemos que Hablar de Chile, surge reiteradamente el asociar el bienestar a una buena salud mental, lo que se traduce también en el valor que se le debe asignar a la educación emocional como parte fundamental de la construcción de un proyecto de vida que contenga bienestar”.

Asimismo, Rodrigo Jordán, ingeniero civil industrial de la PUC e integrante de los directorios de la Fundación para la Superación de la Pobreza y la Corporación Amigos de los Parques, especificó que “el bienestar también debe ser construido a través de una participación activa de la ciudadanía, ya que el rol de los ciudadanos no solo debe ser el de esperar a que las cosas sucedan -lo cual se define como un marcado patrón de individualismo-, sino que trabajar y ponerse a disposición del otro para lograr el bien común”.

El rol de la universidad en el proceso de bienestar

Durante el encuentro virtual, el doctor Osvaldo Artaza, Decano de UDLA, tuvo la oportunidad de guiar la conversación y analizar la misión que hoy tienen las universidades como espacios que promueven la formación de personas con un fuerte sentido del trabajo por la comunidad y del bienestar integral de esta. “Por lo mismo y para cumplir con el objetivo previamente mencionado, Universidad de Las Américas se encuentra en proceso de fusionar la Facultad de Ciencias de la Salud con la Facultad de Ciencias Sociales, ya que entendemos que ambas disciplinas se complementan y tienen como meta común buscar caminos para velar y resguardar la dignidad de los seres humanos”.

Esta misma visión la compartió Benito Baranda, Presidente Ejecutivo de América Solidaria Internacional e integrante del directorio de la Fundación para la Superación de la Pobreza, al señalar que “las universidades son las encargadas de generar experiencias transformadoras en las personas… experiencias donde se reconozca la dignidad y el valor de cada ser humano”. En esta línea, Matías Cociña destacó que la “misión de las universidades es abrir espacios más allá de las salas de clases, donde se prioricen los encuentros e instancias marcadas por la diversidad”.

Clarisa Hardy complementó el último punto destacando que “las casas de estudio deben volver a convertirse en centros de reflexión crítica y pluralista, donde se formen individuos con saberes distintos. También es importante recordar que las universidades deben salir a la comunidad y desde ahí generar su aporte al bienestar de esta”.

Finalmente, Rodrigo Jordán señaló que “las universidades son el cerebro de la sociedad y como tal, deben seguir en la senda de constituirse como instituciones de reflexión, lugares que cumplen la misión clave de invitar a pensar”.