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  • ¿Cómo recuerdas tu paso por UDLA?

Fueron dos años y medios que viví con mucha alegría. Si bien no tuve expectativas de alcanzar reconocimientos académicos, cada día que pasé en UDLA me di cuenta de que la elección de mi carrera fue el camino correcto. Me enriquecí de estar estudiando lo que me apasiona, con compañeros que hasta ahora me acompañan y comparten la alegría por lo que hago. Gracias a esto me he convertido en un profesional competente y capaz de generar un impacto en las personas.

  • ¿Qué destacas de tu formación como profesional en la Universidad?

Me sorprendió la buena disposición que tiene UDLA en hacer que la experiencia de los estudiantes sea muy grata y efectiva. Yo había estudiado en otra casa de estudios en la Región del Biobío y el trato a los estudiantes era muy diferente.

El aprendizaje fue bueno, sus instalaciones para desarrollar las actividades vitivinícolas como Centro Experimental Los Nogales y los laboratorios son de gran calidad. Recuerdo también con mucho cariño a los docentes Ricardo Llancaman y Giancarlos Robba, estoy seguro que sin la entrega de sus conocimientos no podría ser el profesional que soy hoy.

Me gustaría también felicitar al cuerpo administrativo de mi Facultad que siempre realizaron excelentes gestiones, ya sea para el desarrollo de las clases en el aula como para gestionar las salidas a terrenos, las cuales hacen de la experiencia del estudiante aún mucho más educativa porque logran que uno se vincule con la experiencia real de trabajar, ya sea en un viñedo, en un laboratorio de análisis o en una bodega de vinos.

  • ¿En qué estás trabajando y cuál ha sido tu mayor logro hasta el momento?

Tengo la suerte de trabajar en un proyecto personal que se llama Viña Doña Luisa, la cual es un viñedo familiar ubicado en la localidad de Millapoa en la comuna de Nacimiento. Acá hacemos todo muy distinto a la gran industria del vino, trabajamos de manera artesanal; es decir, hacemos vinos hechos a mano, a escala humana sin químicos ni levaduras inoculadas. Nuestros vinos se denominan vinos naturales.

Con respecto a los logros, podría dividirlos en dos. Por una parte, está el poder trabajar en lo que me gusta y me hace feliz al lado de mi familia y, por otra, está el éxito cuantitativo que van de la mano de las ventas. Hemos logrado exportar vinos naturales a Australia, abrir el enoturismo en el valle del Biobío y posicionarnos en Chile en una escena de vinos muy distintas a la que se observan en las góndolas de supermercados y eso me encanta.

  •  ¿Cuáles son tus proyecciones a futuro?

Siempre he querido desarrollarme en la docencia, es ahí donde creo que puedo generar un impacto aún mayor en la comunidad porque puedo ayudar a motivar a muchos jóvenes que les gusta el rubro de la vitivinicultura.

Sin dejar de lado la elaboración de mis vinos, en el mediano plazo me gustaría ayudar a desarrollar el enoturismo en Biobío y por lo mismo me encuentro realizado un diplomado en Innovación Turística. Espero poder combinar los conocimientos de mi carrera profesional con este diplomado logrando así generar una propuesta interesante que ayudar a forjar un impacto positivo en la zona.