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El componente territorial del Programa de Intervención Comunitaria es el soporte que posibilita la acción de lo aprendido. Allí converge el saber práctico y teórico, el saber popular. En las siguientes entrevistas podrás conocer cómo han sido los primeros meses de un desafiante trabajo en UDLA, donde se ha mantenido el vínculo permanente como la comunidad sin poder tener el contacto físico a raíz de la crisis sanitaria que estamos viviendo.


Campus La Florida

Daniela Barría Segovia / Socióloga

Comenzar mi trabajo en la Universidad en época de crisis sanitaria ha sido un desafío tanto profesional como personal. Los vínculos que he creado en este tiempo, dentro de la institución y en el territorio, se han ido consolidando con la labor diaria, el contacto permanente y el compromiso que tiene el Programa con el trabajo comunitario.

Estamos trabajando en varias líneas. Una es la académica, con nuestras asignaturas de la línea de intervención comunitaria con las que hemos tenido una constante comunicación que nos ha posibilitado vincular los proyectos de los estudiantes con las nuevas realidades de los territorios. Por otra, estamos constantemente evaluando la situación, lo que nos ha planteado desafíos que hoy se transforman en oportunidades tangibles de trabajo voluntario de profesionales egresados de la Universidad en nuestros campus, que destinarán su trabajo en apoyo de las personas que más lo necesitan.

Creo que el vínculo territorial va más allá del contacto físico o la presencialidad, si algo nos ha enseñado esta crisis es justamente esto. Alguno de nosotros hemos partido trabajando en el mes de abril, conociendo los territorios a distancia y construyendo lazos con nuestras organizaciones sociales, dirigentes y personas que nunca hemos visto fuera de una llamada zoom o whatsapp, sin embargo, el vínculo se ha construido, el compromiso es fuerte y siento que hoy más que nunca cobra un sentido profundo.  El hecho de mantener un programa como el nuestro en estos tiempos, es una apuesta por robustecer estas redes, fortalecer este tan necesario vínculo y finalmente, fortalecer a la institución.

Tenemos muchas iniciativas, estamos realizando conversatorios que vinculan a nuestros docentes y alumnos con nuestros dirigentes sociales, desplegando ayuda para los sectores más vulnerables, trabajando en comisiones como la de género, desde la cual planeamos realizar una escuela de monitoras sobre violencia contra la mujer el segundo semestre, estamos entregando información relevante de los proyectos de nuestros alumnos en redes sociales de las organizaciones.


Campus Santiago Centro
Iris Emiliana Argüello Contreras / Socióloga, Magíster en Gerencia Pública

Estos primeros meses de trabajo logramos retomar y mantener vínculos existentes con las comunidades, proceso que se ha realizado a través de llamadas telefónicas, videollamadas de whatsapp y reuniones por ZOOM. Esto incluyó la ejecución de un catastro barrial donde preguntamos sobre la conectividad, condiciones generales de los territorios, salud, cesantía y propuestas asociadas al proyecto del Programa de Intervención Comunitaria.

En los barrios de Santiago Centro estamos trabajando en tres líneas principalmente: Trabajo pedagógico de las LIC vinculados a las iniciativas de los barrios en diferentes dimensiones relacionadas con el enfrentamiento a la pandemia; acompañamiento y apoyo a diversas actividades comunitarias, el cual se realiza de manera multidisciplinaria, en conjunto con las comisiones de trabajo del PIC (genero, economía solidaria, comunicación), facultades y otros equipos que se conforman y apoyo y ayuda en las iniciativas barriales y experiencias de organización territorial comunitaria solidaria (ollas comunes, abastecimiento solidario, cestas de alimentación, entre otras).

Los territorios no son estáticos, están en permanente cambio y transformación y para entender e interactuar con realidades cambiantes es necesario buscar otras miradas, otras experiencias, otros saberes desde y con los territorios. Nuestra vinculación como territorialistas traspasa la frontera de lo físico, los cuerpos adquieren nuevos lenguajes, nuevas narrativas, nuevas cartografías, nuevos mapas desde el reconocimiento mutuo que nos identifica como colectivo, desde el otro y el nosotros. El aislamiento ha sido paradójico ya que nos aleja, pero también nos ha profundizado la necesidad de acercarnos.

Nuestra red de apoyo ha sido a través de una plataforma comunicacional y bolsa de trabajo de oficios, emprendimientos y servicios en el barrio Mireya Pinto; el soporte para el Programa de contención emocional y situación de crisis para cuidadores de adultos mayores del Hogar Betania y la elaboración de micro cápsulas informativas y educativas sobre prevención de drogas, salud mental, nutrición y Manejo de estrés en niños/niñas para distintos territorios.


Campus Maipú
Juan Pablo Watkins Montenegro / Sociólogo

Mis primeros meses en UDLA han sido buenos, distintos a cualquier experiencia de entrar a un trabajo nuevo. Entré a mediados de mayo y tanto UDLA como el equipo me han sorprendido para bien. El equipo se ve muy comprometido con las comunidades y muy capaz de realizar una labor significativa para la comunidad interna y externa de la Universidad. 

El trabajo con los barrios desde el punto de vista de la crisis sanitaria se ha apoyado principalmente desde la difusión de acciones y actividades solidarias que permitan amplificar la llegada de ayuda y apoyo a los barrios y familias con mayores necesidades. Ahora está pronto a concretarse un apoyo de egresados voluntarios de las distintas disciplinas que van a aportar con sus conocimientos de psicología, kinesiología, derecho, entre otras, a los vecinos y vecinas de cada barrio que más lo necesiten.

El vínculo se mantiene a través de un constante y periódico contacto telefónico, whatsApp y/o videollamada con los y las dirigentes de cada territorio y -en algunos casos- con los mismos vecinos y vecinas. A través de la actualización que ellos nos facilitan nosotros como equipo levantamos un diagnóstico de cómo están los barrios y cómo es posible apoyar. Además, los proyectos de las asignaturas LIC se ajustan para poder llevarse a cabo de la mejor manera según la realidad de cada organización/territorio.

Destaco las múltiples iniciativas solidarias que se llevan a cabo en los barrios, donde cada dirigente ha hecho todo a su alcance para ir en ayuda de sus vecinos y vecinas. Estas iniciativas van desde la venta de pan organizada por JJVV, pasando por acopio de bienes y alimentos de primera necesidad que se reparten, así como también ollas comunes que se levantan en determinados territorios. Estas instancias no solo nos muestran los grandes desafíos que tenemos como país, los que se volvieron evidentes desde el estallido social y ahora se muestran en su peor versión, sino que también es posible ver que hay un tejido social vivo y dinámico capaz de organizarse para que colectivamente se vayan generando soluciones a los diversos problemas de nuestra sociedad y que como universidad y programa podemos aportar en esa línea. 


Campus Providencia
Manuela Orrego Sánchez / Periodista con mención en Comunicación Social

Mi experiencia con UDLA ha sido muy positiva. Considero que el programa se encuentra en un periodo de madurez y consolidación que se ha enriquecido enormemente con la incorporación de un nuevo equipo de facilitadoras y facilitadores territoriales, quienes estamos muy comprometidos con las comunidades tanto internas como externas de la Universidad.

La crisis sanitaria nos ha llevado a realizar nuestras labores a distancia, lo que ha sido un desafío importante e interesante y que ha requerido creatividad, flexibilidad, tolerancia y empatía. Desde lo territorial nos hemos enfocado en sostener el vínculo con los dirigentes, vecinos y organizaciones a través del constante contacto telefónico, vía whatsapp, videollamadas y redes sociales. En lo pedagógico también se han utilizado nuevos soportes y formatos para entregar a las organizaciones y comunidades los proyectos diseñados por los estudiantes de las carreras de las facultades de Ciencias de la Salud y Ciencias Sociales.

Nos relacionamos con la comunidad a través de un contacto permanente y escucha activa de los dolores, necesidades y fortalezas de los dirigentes, de los vecinos y sus comunidades. Esto se acompaña de la confección de un catastro de cada barrio con el cual el Programa ha podido planificar y gestionar estrategias de apoyo en diversos ámbitos y con criterios de urgencia.

Durante este semestre nos hemos focalizado en sostener el vínculo y acompañar las iniciativas surgidas desde las comunidades y organizaciones, que son nuestros socios y socias comunitarias en las poblaciones de la Comuna de Huechuraba.  Estas iniciativas incluyen la recolección de fondos y el acopio de bienes y alimentos de primera necesidad que se reparten a través de las delegadas de las Juntas de Vecinos, la articulación de una Red Solidaria de distribución de alimentos, ollas comunes que se levantan en simultáneo en diversos puntos del territorio, y la generación de medios de difusión e información propios para comunicar estas iniciativas.


Sede Viña del Mar
Carmen Ramos / Psicóloga clínica – educadora de párvulos

Ha sido un proceso de adaptación paulatino a la modalidad de teletrabajo. Los procesos de intervención comunitaria han requerido de una serie de ajustes porque ha sido un periodo de cambio de metodologías de trabajo con las organizaciones, una nueva forma de vincularse con las comunidades desde lo virtual. Ha sido un tiempo de aprendizaje, de desafíos, de un cierto modo de prueba de nuestras habilidades como profesionales territorialistas. 

Si bien no estamos de forma presencial en los territorios, hemos tenido que utilizar las plataformas tecnológicas para poder llegar a éstos, manteniendo un contacto permanente con los dirigentes de las diferentes organizaciones, fortalecimiento el vínculo con ellos, escuchando sus demandas y sus problemáticas, conociendo sus diferentes realidades.

Los barrios presentan particularidades propias, no podemos generalizar la reacción a la situación de crisis de cada uno; todos tienen sus potencialidades y debilidades, los diferentes grupos donde intervenimos también. Para las organizaciones presentes en el territorio esta crisis sanitaria también les ha afectado su interacción y asociatividad, también para ellas, el apoyo en las redes sociales ha sido fundamental para mantener el contacto entre los socios.

Las habilidades que más hemos desplegado en este contexto de crisis ha sido la empatía, la paciencia, la tolerancia a la frustración y el trabajo en equipo, sin todas estas habilidades blandas sería muy difícil poder enfrentar este nuevo escenario y lograr los resultados que hemos obtenido.

Con respecto a la intervención en los barrios, hemos podido trabajar con el barrio de Valencia por ejemplo, donde alumnos de enfermería, fonoaudiología, terapia ocupacional y psicología están apoyando a familias en temáticas de salud mental; en el barrio Los Piños, además de las intervenciones remotas con familias en temáticas de habilidades sociales, lingüísticas (con niños) y emocionales, se ha trabajado con la organización Acción Barrial que está relacionada con el tema medioambiental.

También es importante mencionar el trabajo en conjunto que se ha realizado en el proyecto de la radio comunitaria “Caleta Higuerillas” con el programa “Entre Huigerillas y las Américas”, el cual se ha realizado como un trabajo de equipo entre los dos facilitadores territorales de Quilpué y Concón. Este espacio se ha transformado en una nueva forma de llegar a las comunidades, de vincular a la Universidad con los barrios.